La
Evaluación: Un Proceso de diálogo, comprensión y mejora
Santos Guerra
Posición
del Autor:
Introducción:
Según
el autor, lo fundamental para el evaluador es conocer el papel que desempeña,
la función que cumple, saber quién se beneficia de ella y al servició de quien se pone.
La mejora
se produce con la evaluación cuando se da la reflexión sistemática y
colegiada sobre el trabajo, para lo que crear una cultura de participación
colaboradora.
La
evaluación a nivel escolar está centrada en el alumno , en esa dinámica se
esconden el poder, privilegio y dominio. Al respecto el autor señala que la evaluación debe:
n Ser
para todos, todo debe ser objeto de evaluación.
n En
el control democrático: todos los que intervienen deben ser protagonistas.
n En
relación a finalidad: su propósito principal debe ser la mejora de la práctica
y ayudar a quienes la realizan.
n
Respecto al modo de realizarla: el proceso
debe ser respetuoso: con las personas y las
realas del ideal democrático.
Finalmente
el autor indica que, hay que hacer de la evaluación un proceso de diálogo,
comprensión y mejora de la práctica educativa, y que esto se consigue con una meta
evaluación rigurosa y con un control democrático, además de un debate público
permanente abierto y plural.
Capítulo
I
Patología
General de la Evaluación Educativa
Para
el autor el desarrollo curricular en cualquiera de sus niveles, pasa por un
proceso evaluador de tres tipos: circular, dinámico y no lineal.
En
la toma de decisiones (inicial o de proceso), nace de una valoración precisa, y
de un análisis del planteamiento de la acción, del contexto y condiciones de la
misma.
Señala
que cuando se refiere a patología general, se debe al interés del estudio
global, porque de este se hace un análisis de alguna subdivisión, así como el
caso de la patología social que trata de desordenes de procesos que afectan a
grupos y a relaciones entre individuos.
La
evaluación puede ser manejada para
servir a los intereses del evaluador ya
que este puede evaluar aquello que le interese, en las formas y momentos que
determine, con los instrumentos que considere oportuno, para luego utilizarla
en los fines para su particular interpretación.
El
proceso evaluador tiene un poder tan fuerte que permite atribuir causas arbitrariamente,
catalogar éticamente, justificar decisiones y clarificar realidades.
Indica
el autor que si entendemos y practicamos la evaluación como un proceso que no
se puede contestar, en su concepción, en su desarrollo y utilización será difícil
la discusión de sus conclusiones.
Señala
que de una evaluación que de una evaluación superficial se pueden dar explicaciones explícitas e implícitas de una
determinada realidad.
La
patología que afecta a la evaluación atañe a todas y cada una de sus vertientes,
así que es un error valorar de manera exclusiva, o también obsesivamente, sin
tener en cuenta su naturaleza y su importancia, su interés, su adecuación, su
coordinación con otros conocimientos.
Algunas
patologías menguan sustancialmente funciones que son consustanciales con un estado
de salud educativa.
Un
tipo de evaluación democrática no se desarrolla en el tanto el proceso de
evaluación como el manejo de la información resultante sea responsabilidad
directa de los protagonistas de la experiencia educativa.
La
tendencia es llevar una evaluación enfocada en solo una parte de los actores del
proceso educativo, donde esta se convierte en un proceso conservador cuando
solo se evalúa al alumno y cuando este fracasa, a él es el único que se le exige un cambio, quedando por fuera de esta
manera a muchos responsables del proceso educativo sin que estos asuman las
consecuencias de tales resultados.
El
autor señala que no solo son importantes los resultados sino que también él
como, a qué precio, con qué ritmo, con qué medios, con cuántos esfuerzos, a que
costa y para qué fines, ya que de no ser
así, se puede llegar a la imprecisión y las tergiversaciones.
Cuando
se limita a la evaluación de conocimientos, presume un reduccionismo, ya que
existen otros logros que deben tomarse en cuenta como lo son las actitudes, destrezas, hábitos,
valores entre otros aspectos.
Se
debe tener en cuenta tanto los resultados que se buscaban como aquellos que se
hayan provocado a lo largo del desarrollo curricular.
Generalmente
se tiende a evaluar solo los efectos observables pero eso no significa que no
observable no exista, según el autor, estos se pueden evaluar por medio de un
modelo de evaluación más exigente, más rigurosa y ambiciosa que lleve explorar
otras capas que no son reconocibles, para ello es necesario la utilización de técnicas
de exploración adecuadas al intento de llegar a descubrir e interpretar lo
oculto del curriculum y de sus resultados.
Una
evaluación rigurosa requiere un
tratamiento holístico de los fenómenos y de los productos, la interconexión de
todos los elementos permite la explicación y el significado, ya que hay un
desequilibrio cuando la tendencia es describir los problemas y deficiencias más
que resaltar valores y logros.
Por
otra parte cuando solo se evalúan a las personas, se cae en un error, ya que no
se puede evidenciar las deficiencias, y aquellos factores que pueden están afectando
los resultados negativos que arrojen las evaluaciones se dejan de lado como la
carencia de medios, la presión de los programas oficiales, la mala organización
de los centros, entre otros, para que puedan ser modificados o mejorados para
un posterior desarrollo.
Se
debe de tener en cuenta el contexto, para comprender la realidad, y por tanto
lograr una evaluación objetiva, porque de esta manera los resultados podrían identificar
las deficiencias y lograr mejorarlas.
El
autor, señala la evaluación tiende a ser solo cuantitativa, esto puede llevar a
la imprecisión, esto por tanto no
garantiza la objetividad, y muchas veces pude no dejar ver cuestiones
importantes como la forma como aprende el alumno , como relaciona lo aprendido
entre otros aspectos.
La
utilización de instrumentos adecuados es importante, porque cuando estos no son
los adecuados hace que la evaluación sea difícil la compresión de la realidad,
su interpretación y asimismo efectuar las mejoras que solucionen los problemas
o potencien los aciertos.
En
cuanto a la forma incoherente que se evalúa con respecto al proceso enseñanza
aprendizaje el autor señala que, la incoherencia se establece cuando se quiere
realizar un aprendizaje por comprensión y se realiza luego una prueba de
caracáter memorístico, rígidos y repetitivo, esto indica que generalmente, cuando se realiza la evaluación
de un proceso es común observar la inconsistencias entre el proceso de
aprendizaje con la forma como se lleva a cabo el proceso evaluativo.
El
autor señala hace referencia acerca de la evaluación cuando se realiza
competitivamente, observando que existen ventajas en enfoque cualitativo ya que
este afina la sensibilidad del evaluador ante los procesos. Por otra parte
indica que, el auténtico significado del proceso educativo se encuentra en el
análisis de todos los elementos que lo integran y que lo circunscriben, también
infiere que la valoración cuantitativa es propensa a la comparación, argumentando que se tiende al
analizar el exterior del proceso mismo, ya esas comparaciones son arbitrarias y
que se desvía la atención del auténtico proceso de aprendizaje de cada
individuo, de cada aula y de cada centro educativo.
En
el caso de la evaluación en cuanto se realiza de forma estereotipadamente,
señala que generalmente, el profesorado repite una y otra vez sus esquemas de
evaluación, no hay una negociación con los alumnos, al comienzo del curso fija
el número, el momento, la forma y los matices.
Señala
el autor, que no se evalúa éticamente, que esta se ha convertido en un
instrumento de opresión, el poder recae en el docente, y cuando esta es a nivel
de instituciones existen problemas de carácter ético, y uno de ellos es la
confidencialidad de los informes, ya que aunque los evaluadores sean externos
no siempre esta garantizada. Por lo tanto la evaluación puede ser rígida,
condicionada o manipulada al servicio de unos intereses determinados, o de unas
decisiones pretendidas.
La
evaluación en educación, no suele ser educativa, no repercute en la mejora del
proceso, esta se cierra sobre sí misma y constituye en un punto final, esta no
es aprovechada ya que no se reflexiona los resultados obtenidos y por tanto estos son desaprovechados.
Según
el autor, la evaluación se limita a desarrollar una función sancionadora, no
impulsa el cambio, lo que evidencia una patología de su funcionalidad, la
utilización de la misma para justificar el statu quo del profesor, de la
dirección del centro, o de la administración escolar, esto significa que se
evalúa constantemente en la escuela, pero se cambia muy poco.
Se
señala que no se produce una evaluación en sentido ascendente, ni horizontal, y
por tanto no es democrática ya que esta supone que los interesados manejan la
evaluación deciden sobre ella, son los que dicen lo que piensan y los que
analizan lo que hacen, este tipo de evaluación puede propiciar un cambio en
profundidad.
Cuando
la evaluación es externa, esta es fiable y valida en la medida que exista la
participación directa de los protagonistas.
Es
necesaria la evaluación externa para poder realizar una mejora sustantiva, ya
que el evaluador externo tiene puntos de vistas privilegiados como una
distancia efectiva de la dinámica y del resultado, criterios de independencia
respecto al resultado, puntos de referencia más amplios y complejos y una mayor
disponibilidad en el tiempo y la dedicación, pero esto no implica que dejar de
lado el aporte de los protagonistas.
El
autor indica que no se hace autoevaluación, y que esto se debe hacer ya que
esta es un proceso de autocritica que genera unos hábitos enriquecedores de
reflexión sobre la propia realidad.
Según
el autor no se hace una buena evaluación sincrónica respecto al proceso de
aprendizaje o más ampliamente de la educación, tampoco se hace una evaluación
diacrónica, que es aquella que se realiza a través del tiempo con una
perspectiva temporal que ofrezca nuevos elementos de referencia.
También
indica el autor que no se hace paraevaluación, que está ser refiere a cuestiones
que van más allá de la simple comprobación, esta supone un análisis de contenidos
y juicio de valor que va más allá de la simple descripción y análisis de la
coherencia del programa y de la eficacia del mismo.
Según
señala el autor no se hace meta-evaluación,
este tipo de evaluación no solo permitirá valorar de manera rigurosa los
resultados, sino que permitirá tomar
decisiones eficaces para mejorar el planteamiento, la dinámica y los modelos de
evaluación.
Posición Crítica
n La
evaluación debe de desarrollarse integralmente, donde todos los elementos del
proceso educativo deben de participar.
n No
se debe limitar el proceso de evaluación a uno solo de los elementos, como es
lo usual, en nuestro sistema educativo, que solo se realiza la evaluación a los
alumnos y sus resultados no conllevan a un verdadero análisis, ni tampoco
produce una mejora.
n Los
resultados del proceso de evaluación debe ser analizado por todas las partes
involucradas en proceso educativo, para que genere los cambios necesarios para
llevar asimismo su mejoramiento.
n En nuestro
sistema educativo, el proceso de evaluación no es integral ya que se hace de
forma separada, así por ejemplo se hacen a nivel de aula solo se evalúan los
resultados de los contenidos por medio de una prueba escrita, a nivel institucional solo análisis de
resultados estadísticos en cuanto quienes pasaron el periodo o a otro nivel,
pero no se buscan soluciones a los problemas por bajo rendimiento, deserción
escolar, lo más que se hacen solo son esbozos efímeros, que solo quedan en el
papel pero no se evidencian cambios o mejoras.
n Es
importante la autoevaluación, la paraevaluación, porque ellas permiten la autocrítica
y por tanto el cambio y al mejoramiento.
n La
evaluación externa se debe de realizar por que al no estar involucrados de
forma directa, los resultados ser más
objetivos y por tanto si estos pueden dejar ver aquellos aspectos que deben ser
cambiados para mejorar los procesos de aprendizajes y formativos.
n Hay
algunos autores que indican que el docente debe ser analítico y crítico con los
resultado evaluativos para el mejoramiento del procesos aprendizaje de los
estudiantes, sin embargo en nuestro sistema educativo, no hay tiempo y ni
espacio, además existen limitantes, como lineamientos rígidos, un calendario escolar inflexible, entre otros,
estos elementos atan y no permiten el análisis de resultados,
y por ende la búsqueda de soluciones para el mejoramiento de los procesos
educativos.
Preguntas
generadoras:
1. ¿Es posible la autoevaluación
en nuestro sistema educativo a nivel de los
centros
educativos y a nivel del aula?
2. ¿Se puede lograr realizar una paraevaluación
en el sistema educativo de
nuestro país?
3. ¿Cuál es el tipo de evaluación más efectiva
para el mejoramiento de nuestro
sistema educativo?
4. ¿Es posible una
evaluación democrática en nuestro sistema educativo?
Capítulo
II
La
Evaluación: un proceso de diálogo,
comprensión y mejora
En
este capítulo el autor se refiere a la evaluación de experiencias o de programas.,
enfatizando la evaluación de procesos
con las siguientes características:
ü Independiente
y por ello comprometida: no es neutral.
ü Cualitativa
y no meramente cuantificable: son procesos complejos y reducidos a números.
ü Práctica
y no meramente especulativa: tiene como finalidad la de mejora de programas.
ü Democrática
y no autocrática: al servicio de los usuarios, cuando no es así puede ser un
instrumento y un proceso de corrupción.
ü Procensual
no meramente final: se realiza durante el proceso que es cuando se puede
conocer en el lo que sucede y se puede modificar y mejorar.
ü Participativa
no mecanicista: los protagonistas son los que emiten su valor.
ü Colegiada,
no individualista: lo asume un grupo.
ü
Externa, aunque de iniciativa interna: son los propios participantes y
usuarios la que la demandan, evaluadores, externos, autoevaluación cuando no
los hay.
El
autor hace referencia a un tipo de evaluación como un proceso de indagación
sobre el valor educativo de un programa,
de su importancia sus exigencias y significados.
Señala
que existen diversos modos de hacer inútil o perjudicial una evaluación: que
los resultados sean elogiosos, informaciones y explicaciones poco subjetivas
del evaluador o la naturaleza cualitativa de la evaluación, los juicios de
valor que se le demanden (que está bien o mal hecho), exigir orientaciones
precisas para la mejora del programa, poner los resultados al servicio de
políticos, económicos, personales, utilizarlas como arma en contra de quienes
piensan o actúan de forma distinta o contraria.
Para
aminorar los peligros puede resumir la
información para los usuarios, hacer pública la evaluación.
El
dialogo entre los evaluados, los evaluadores, entre los diversos estamentos de los
evaluados, etc., tiene como finalidad la comprensión del programa, y la mejora
de la calidad de del mismo.
El
juicio de valor que realiza la evaluación se basa y nutre del dialogo, la discusión
y reflexión compartida, asimismo el diálogo es el camino para la búsqueda de la
verdad. La apertura, la flexibilidad, la libertad y la actitud participativa se
construye el conocimiento sobre la realidad.
La
evaluación sobre una base democrática de la acción , es donde los destinatarios
del programa dan opinión y emiten juicios sobre el valor del mismo.
Los
evaluadores no juzgan los programas ni son responsables de él, son los propios participan
los que emiten el juicio de valor.
El
dialogo se alimenta de niveles estratégicos del proceso: negociaciones:
inicial, posteriores, entrevistas, exploratorias, discusiones informales,
acerca de lo que debe mejorarse.
Los
evaluadores deben de propiciar el dialogo con actitudes abiertas, sencillas,
tolerantes y comprensivas.
Son
múltiples plataformas para establecer el dialogo y varios niveles: entre evaluadores y evaluados los diferentes
evaluados (contraste de opiniones), sociedad y las instancias educativas. Así mismo la discusión de informes es una de
las plataforma para el dialogo.
Es
importante convertir la evaluación y los informes en estructuras sociales de
participación y de relación.
La
evaluación como comprensión pretende comprender sobre el funcionamiento del
programa en su contexto, su racionalidad y su sentido educativos sobre las
intenciones educativas.
La
comprensión puede estar referida a diferentes aspectos del programa como:
pretensiones educativas, necesidad, destinatarios, procesos que pone en marcha,
resultados durante el mismo, resultados a largo plazo, efectos secundarios,
rentabilidad de los costes, rentabilidad social, relación oferta demanda,
continuidad en el futuro, contexto sincrónico y diacrónico.
En
el desarrollo de la evaluación es posible encontrar participantes: sin opinión,
detractores y defensores.
Para
conseguir la compresión en profundidad se deben utilizar instrumentos variados
y sensibles a la riqueza y complejidad estructural y diversidad de
interrelaciones que se producen en la realidad educativa, estos instrumentos
debe ser capaces de captar valoraciones, aspiraciones, motivaciones, interese, interpretaciones,
de los protagonistas.
La
realización de exámenes cruzados, contrastación de información a través de dos
o más métodos se puede depurar la
compresión.
La búsqueda
de la comprensión tiene como fin preguntarse por los procesos y los resultados
de los programas.
La evaluación
pretende una mejora no solo de los resultados sino de la racionalidad y la justicia
de las prácticas educativas, tanto de los programas que están en curso como de
los que se pongan en marcha.
La evaluación
permite la mejora al preguntar por el valor educativo del programa, al
facilitar la comprensión, provoca la reflexión y debate de los implicados y
buscar respuestas para el cambio. También facilita el perfeccionamiento
profesional.
La
difusión de los informes, el dialogo, la discusión y debate sobre los mismos ayudan
a la comprensión de las realidades educativas, que pueden poner en marcha
muchas iniciativas, desarrollar las existentes y establecer procesos de
reflexión rigurosa, sistemática y compartida.
Posición Crítica
En
todo proceso evaluativo, el dialogo es un elemento fundamental, así como la
comprensión.
Cuando
se da el dialogo, se da la comunicación entre el evaluador y las partes
involucradas, esto por tanto conlleva a tener éxito en los resultados, por
tanto en el análisis de estos para así llevar a cabo las mejoras necesarias en
los programas educativos.
Cuando
se involucra a los evaluados en todo el proceso atraves del dialogo, estos
pueden colaborar y así puede facilitarse el desarrollo de la evaluación sin
tener contratiempos, claro está, que siempre van existir personas con criterios
diferentes o que no estén de acuerdo con la evaluación misma, los métodos utilizados
entre otros, pero siempre es posible con una apertura al dialogo llegar a un
consenso y con esto terminar con éxito el proyecto.
Preguntas
generadoras:
1. ¿Puede lograrse el dialogo en su totalidad
en todos los niveles del proceso educativo en el desarrollo del la evaluación de
los programa?
2. ¿Es
factible para un evaluador mantener su
neutralidad durante el proceso?
3. ¿Cuándo
se emiten los resultados es posible no emitir juicios de valor?
Para Reflexionar
Santos Guerra, M.A. (1995). La evaluación: un proceso de diálogo, comprenión y mejora. Malaga, España: Ediciones Aljibe.

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